viernes, 12 de diciembre de 2008

Todos los días pueden ser Navidad

Fuente: Catholic.net
Autor: Germán Sánchez Griese

¡Navidad! ¡Qué buena onda!

Todos sabemos que es un día súper y se empieza a notar en el ambiente. Ya desde el 24 de diciembre en la tarde parece que todos te tiran muy buena onda y hay una vibra muy especial en el ambiente. A los chavos que les toca trabajar ese día, ya como a las cuatro o cinco de la tarde todos se ponen sentimentales y se desean miles de cosas buenas. En casa, a pesar de las carreras por tener lista la cena, cuando llegan los invitados todo parece estar a pedir de boca y muchos de ellos se alivianan y se ofrecen a ayudar en lo que sea necesario. No falta desde luego algún imprevisto o las lágrimas de la abuelita o del abuelo que se acuerdan de tantas cosas. Bueno, ¡qué importa! Hasta esas pequeñas cosas entran en la fiesta y a nadie incomodan.

Y ese buen ambiente, esas buenas vibras parece que se continúan por varios días. Tal pareciera que hay algo mágico en esos días, como si Harry Potter hubiera hecho algún encantamiento: todos tratamos de estar de buen humor, tratamos de disculpar a los otros. Como que damos lo mejor de nosotros mismos y los otros también dan lo mejor de ellos mismos. Hasta nuestros jefes parece que nos dejan descansar un poco esos días y nos dejan de tirar mala onda y ni quien se acuerde de los exámenes reprobados, de las malas calificaciones o de los amigos "que ya sabes que no me caen nada bien".

¿Has pensado que pasaría si la magia de esos días se prolongara durante todo el año? Yo creo que nuestra vida y nuestro mundo serían completamente distintos. Ahora que estamos tan afectados por todo lo que ha pasado en Nueva York con los actos terroristas, sería bueno pensar algo por mejorar el mundo, ¿no crees? Espera, no quiero que te vayas de Anti – global o que la hagas de kamikaze. No. Basta simple y sencillamente que nos decidamos a dar lo mejor de nosotros todos los días, a prolongar por todo el año el buenérrimo ambiente de la Navidad. Cierto que no es cosa fácil, pero lo podemos ir ensayando todos los días. No nos va a salir a la primera, pero lo bueno es que ya sabemos cómo hacerlo. Poner tu mejor cara, disculpar los errores de los demás, pedir las cosas por favor, tratar de no criticar a nadie. Bueno, para que seguir. Hay una lista enoooorme de cosas que sabemos muy bien que se pueden mejorar.

De ti depende que la magia continúe. Cierra los ojos. Imagina una Navidad eterna. ¿Te gustaría? Ahora... abre los ojos y ponte en marcha. ¡Sí se puede! ¡Sí se puede!

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